lunes, 7 de mayo de 2012

Delitos y faltas del festival SOS 4.8

Dicen que al festival SOS 4.8 de Murcia acuden diariamente unas 30.000 personas. Dicen también que reúne un buen surtido de bandas indie, de las divertidas, de las que te hacen bailar. Y dicen que está bien montado y que es un puntazo que haya un escenario de música clubber durante todo el día a la entrada del festival. Eso es al menos lo que he leído hoy en la prensa sobre lo ocurrido este fin de semana en la capital murciana. Y es cierto.

Sin embargo, como ocurre con casi todos los relatos, en esas crónicas faltan datos. Aviso: yo no soy muy festivalera y no conozco bien cómo funciona por dentro un festival, pero este fin de semana estuve en el SOS y hay ciertos aspectos que deberían desaparecer definitivamente. Sobre todo, por el bien del festival y del que acude a escuchar música (y, principalmente, a gastarse una pasta gansa).

Veamos. Hace un año mi excompañero de Público Jesús Miguel Marcos escribió un fantástico reportaje en el que nos informaba de la financiación de los festivales. Del SOS indicaba que su presupuesto en 2011 había sido de 2,8 millones de euros, de los cuales el 64% tenía una procedencia pública (muchísimo más que el Primavera Sound, que sólo tiene una aportación pública del 3,6%). Este año, sin embargo, el presupuesto quedó congelado. Austeridad, recortes. Ya saben. La crisis y las recetas clásicas.

Recetas que, por otra parte, parecen no tener muy en cuenta al festivalero. Al que acude al recinto gastándose: 1) la entrada (mínimo 40 euros por dos días), 2)  el alojamiento (con casi todas las plazas ocupadas desde noviembre, unos 70 euros por día), 3) la comida (otros 25 euros diarios) 4) la bebida (a 7,5 euros la copa hagan ustedes su propia cuenta, según la capacidad de su hígado y bolsillo). A estos gastos hay que sumar nuevas medidas como el cobro del programa de mano (dos euros) o el hecho de que al comprar la bebida mediante tickets de 2,5 euros en muchas de las barras sólo te dejan comprar un número par de tickets (por ejemplo, para tres copas (22,5 euros) tienes que pedir 10 tickets, en vez de los 9 tickets justos). Así se garantizan que vuelvas a consumir.... y a gastar.

Redondeo final: 300 euros en dos días que si multiplicamos por las 70.000 personas que se dejan caer por el recinto murciano dan como resultado 21 millones de euros (es la cuenta de la vieja, sí, pero calculen más o menos).

Y todo eso para qué. Por supuesto, una disfruta de la música (este año chapeau para Friendly Fires, The Kills y Gossip, y suspenso para Pulp) y sabe por qué viene a un festival. Eso sí, cuando está dispuesta a una inversión de tal calibre quiere al menos ciertas comodidades (que para eso las está pagando) como: 1) unos baños limpios (estaría buenísimo que se contratara a una empresa que los limpiara de un día para otro: al segundo día  necesitas un neopreno y mascarilla para entrar en esos receptáculos de plástico), 2) mejor información (muchos nos perdimos el concierto de Kiko Veneno porque nadie te cuenta que en el auditorio necesitas una entrada diferente a la de la pulserita global), 3) decencia con el precio de las copas (lo de los tickets pares es un mal invento), 4) No contraprogramación (no, no mola que a la vez actúen Love of Lesbian y La casa azul).

Digo yo que con estos 21 milloncejos que ponemos entre todos, algo se podrá hacer al respecto. Porque no somos ganado y porque si aplican esas medidas de austeridad, del recorte y la congelación, al menos que no nos tomen por idiotas. 

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