martes, 13 de enero de 2009

A dónde no se vuelve


Alberto García Alix tiene una de las retrospectivas más grandes que se han hecho de toda su obra en el Museo Reina Sofía de Madrid. La expo se titula De dónde no se vuelve, y como es su sello habitual, está compuesta por imágenes llenas de yonkis, ex yonkis, o tipos que quisieron serlo y no pudieron allá en los 80. Mucha chupa negra americana, tatuajes, pero también ya muchas canas. Las fotos son de 2000-2002-2003, según leí. Nada de 'Movida' madrileña. Hace 20 años que los que salen en las fotos, incluído él, vivieron aquello.


Y, sin embargo, son fotos que tienen un sabor antiguo. Desde las miradas de los retratados, hasta las poses, o esas mismas chupas. Sencillamente, ver esta muestra provoca un poco la sensación de Deja vu. Como si Alberto hubiera querido volver a ese lugar del que dice que no se vuelve. Quizá la verdad es que nunca salió. Que nunca se sale.


A mí me dan miedo los deja vu. Me dan miedo las moviolas, las repeticiones de las jugadas, volver al pasado. Desde intentar recrear cómo una salía de marcha a los 16 años, al beso más maravilloso con aquel chico que hace años era fantástico. Porque ese beso ya no va existir jamás, y ese chico habrá dejado de ser tan fantástico. Y eso es terrible.


Vi la exposición de Alberto con ese chico. No volveré.


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